El
ser humano a lo largo de la vida ha progresado como sociedad en conjunto, sin
embargo, esta sociedad ha sido esclava simultáneamente en el pasado y en la
actualidad. Aquello que esclaviza a los hombres es lo que diferencia en las
épocas; en el pasado el Hombre era esclavo de la religión, del humano mismo y
por tanto de la sociedad, en esta etapa de la historia humana vemos que el
esclavo de ésta no tenía una identidad propia dado a que era propiedad de otra
persona. Algo semejante ocurre en la actualidad donde, se encuentra preso de la
tecnología que surge día con día, del consumismo generado por las mismas
personas y del egoísmo al que con lleva las acciones del ser humano.
Este
proceso se ha dado desde los años tempranos de la historia, como seres
pensantes hemos creado nuevas tecnologías, nuevos objetos y nuevas necesidades,
como lo es poseer un celular de última tecnología cuando originalmente la
invención del celular era para realizar llamadas y comunicar a las personas que
no se encontrarán en un lugar fijo, pero con el avance tecnológico y el crecido
interés monetario de las personas hoy en día se cree que el modelo del celular
es lo que realmente importa; de esta
manera las necesidades que emergen deben
ser cubiertas de una forma material y fría. Para lograr satisfacer dichas
necesidades el Hombre ha entrado y creado una sociedad materialista donde rige
la ambición por el dinero y por consiguiente un sistema inmoral donde ya no es
importante el medio que nos rodea, la familia o la felicidad que perdura como
el crear momentos durante la convivencia con las personas que te rodean o el
contemplar el paisaje. Las consecuencias de este mecanismo de vida repercuten a
la persona misma directa o indirectamente ya sea mediante la contaminación
ambiental, la pérdida de valores morales o la generación de problemas en el
sector económico al igual que la desdicha que siente la persona al darse cuenta
de lo que realmente pasa en su vida.
A
partir de este régimen se ha perdido la capacidad reflexiva característica de
nuestro ser; hoy en día ya no es necesario el pensar como tal, encontramos
sistemas educativos y tecnológicos que imparten los conocimientos requeridos
para la vida de una manera tan simple y tan sencilla que la capacidad de reflexión
no tiene lugar propiamente, este sistema nos lleva a depender en gran parte de
nuestras actividades de un objeto tecnológico para solucionar las actividades
mismas. Como resultado de ello se ha llegado al punto en el que no se piensa y
no se reflexiona al realizar las acciones diarias, tanto en la vida profesional
o como personal, el ser humano se convierte en un ser que obedece al sistema
sin razón alguna sin relacionar las acciones con la mas mínima actividad
consciente antes de llevarlas a cabo.
La
arquitectura de la misma manera que las acciones inconscientes se realiza; el
arquitecto aún cuando tiene el poder de crear un edificio bello, sustentable
que ayuda a la naturaleza y es funcional, decide omitir sus propios
pensamientos sobre lo que debería regir en sus creaciones y suprime totalmente
su ideología para satisfacer las necesidades, deseos o caprichos del cliente. Sin
embargo encontramos profesionistas a los que no les interesa el cubrir las
necesidades del cliente como tales, sino que les atrae más la idea de obtener
ganancias monetarias y por lo tanto hacen uso de materiales en la construcción que
son de elevado costo y que además atribuyen al desgaste del planeta.
El descuidar
del medio ambiente puede describir claramente los principios que posee una
persona, los valores morales de un ser humano son parte característica de la
personalidad y por tanto de las creencias. Podemos observar en la actualidad
como las personas van perdiendo los mencionados valores ante la sociedad, un
ejemplo claro de ello es la pérdida de las relaciones humanas donde los humanos
ya no se ven los unos a los otros como lo que realmente son, humanos.
Las relaciones
mediante las cuales interactúa la persona con la sociedad, mayormente son
relaciones laborales, sin embargo en estas relaciones se ha llegado a perder el
tacto humano y se han incluso convertido en relaciones mercantiles donde solo
importa el trabajo y las ganancias; si reflexionamos sobre esta situación
podemos decir que algo va mal dado a que las personas para su vida y desarrollo
de la misma se necesitan unas a las otras debido a que cada una de ellas forma
parte esencial de algún eslabón en la cadena de la vida diaria que se realiza
dentro de un lugar determinado.
Dentro
de la evolución por la cual ha pasado la sociedad como conjunto se han
encontrado diversos factores que hoy en día podemos notarlos como eran notorios
en épocas pasadas, la estética es uno de
estos factores.
El hombre
ha encontrado una manera que difiere de acuerdo a cada persona para clasificar la
estética del objeto que se observa, la percepción de cada humano es diferente y
por lo tanto cada uno de ellos tiene una visión que varía para clasificar un
objeto dentro de estas categorías estéticas. La categoría por la cual se guía
principalmente es la belleza, esta propiedad de lo que observamos se ha
descrito y tratado de descifrar desde la antigüedad; los antiguos griegos
relacionan lo bello con lo bueno y lo que se encuentra bien hecho, a partir de
este punto el concepto de belleza fue evolucionando y en cada época difiere
pero siguiendo características similares entre cada periodo histórico. Para
algunos pensadores como Plotino lo bello tiene una estrecha relación con la
sensibilidad de los objetos y con un principio supremo religioso en la relación
Dios-Ser basándose en la metafísica. Por otro lado otros filósofos
contrariamente a los anteriores creen que la belleza no es una cuestión metafísica,
sino que es una cuestión del objeto mismo, y tiene que ver con la proporción, armonía
y la simetría lo que agrada a la vista. En
base a ello para León Bautista la belleza “es la concordancia de las partes de
un conjunto, de tal manera que nada se puede agregar, quitar o cambiar sin
hacerlo menos agradable”. Esta
definición de belleza es la que encontramos en el periodo clásico, sin embargo
al progresar el humano este concepto también cambia, a partir de la época del
barroco lo bello estaba más relacionado con el ser humano y sus emociones,
actualmente todas las personas encuentran y perciben la belleza o lo estético de
diferentes maneras basándose en sus conocimientos y en la historia de este
concepto.
Contrario
a la belleza encontramos lo comúnmente conocido como fealdad, en este concepto
encontramos todo aquello que no nos es agradable a la vista o que no va de la
mano con nuestros ideales de lo estético. Al igual que en la antigüedad hoy en
día lo feo se ve vinculado con las catástrofes, con lo malo y lo negativo; no
obstante se tiene que tomar en consideración que los objetos no pueden durar en
el mismo estado físico por siempre, un objeto que se clasifica como feo pudo
haber sido agradable a la vista tiempo atrás, pero con el pasar de los años
pierde sus propiedades de belleza y llega a ser juzgado y clasificado erróneamente,
esta acción es más que nada una lógica de prejuicio que se emite en todas las
épocas, actualmente es muy común el escuchar a las personas clasificar a los
objetos en alguna de las categorías estéticas sin saber incluso la historia de
las mismas, se pueden encontrar objetos incluso en la naturaleza que se ponen
en esta situación solo por no ser como se cree que debería de ser; en años muy atrás
de la historia lo feo era algo creado por el hombre y que solo podía pasar en
lo terrenal, las creaciones de las personas en la era moderna es lo que más comúnmente
suele ser encasillados en este término y se puede ubicar en las artes plásticas
como representación de los sentimientos del artista.
Si bien
estas categorías hacen referencia a todo aquello que existe en el planeta y en
el universo, se puede hallar una categoría que es especialmente para aquellas cosas
que sobrepasan las dos categorías mencionadas anteriormente, lo sublime.
Lo sublime
se puede encontrar en la naturaleza, en las acciones humanas, en la vida misma
y en lo indescriptible. El concepto de “sublime” al igual que la belleza, es
diferente del punto de vista de cada persona, algunos pensadores como Burke lo
describen como aquello terrible que hace sentir temor, miedo y angustia y
contrario a ello está el concepto de Kant el que hace referencia a lo sublime
como aquello que sobrepasa los límites
de la belleza y es impresionante.
El ser
humano al encasillar todo aquello que se encuentra a su alrededor tiende a
clasificarse a sí mismo en estas categorías también, y lo hace como un bien común,
lo realiza para comparar los elementos que observa y saber que es bueno y que
es malo; al hacer esto se da cuenta que no solamente puede obtener estas tres categorías
de la estética, al igual que en lo sublime hay una opinión de terror, en la
vida humana existe la tragedia como categoría, se dice que la vida en sí es trágica,
en mi particular opinión no creo que la vida como tal sea trágica si bien es
cierto que durante la vida hay situaciones donde la tragedia se apodera momentáneamente
de la situación, como lo es durante un desastre natural, la pérdida de un ser querido
o las acciones de las personas que terminan dañan uno al otro, pero se debe ver
las alegrías más que las desgracias.
Contrario
a la categoría anterior, existe una positiva, lo cómico. Con esta categoría el
hombre logra ver lo positivo que le rodea y disfruta de la vida un poco más.
Si bien
la vida actual del hombre se ve rodeada de complejidades, evoluciones tanto
como en la tecnología como en lo social, que involucran al ser humano en cada
aspecto de su existencia, no debemos olvidar que todo lo que nos rodea está
relacionado entre sí y que si cambiamos algún elemento mediante cualquier modo vendrá
a repercutir en la vida misma de diversas maneras.